Entre más modernizan su imagen las empresas, más crueles se vuelven. Antes del cambio del logo iba a cualquier Carulla y con 100 mil pesos no me alcanzaba para comer tres días; no quiero imaginar lo que se me viene ahora. Una persona sin ninguna noción de dibujo (cualquier artista conceptual, para que me entiendan) haría sin mucho esfuerzo el nuevo logo, pero detrás de él hay meses de análisis, de técnicas de mercadeo, de borradores desechados, todo una maquinaria puesta en marcha con el único fin de que entreguemos mansamente nuestro dinero.
Es la misma táctica que usan los políticos para ganar las elecciones, y si le sirve a seres tan despreciables, no hay razón para que no le funcione a un supermercado que le pone precios a las frutas como si fueran traídas de Japón. La millonada que debió costar ese cambio de imagen lo vamos a terminar pagando usted y yo con lo que nos cobran por una libra de uvas.
El nuevo logo de Carulla es más redondo, más amigable en apariencia, pero después de ver El señor de los anillos aprendí que en el cine usan figuras puntiagudas para representar el mal y redondas para generar confianza. Así, todo en Mordor es puntiagudo, mientras que las casas de La Comarca son redondas.
Pero no hay que dejarse engañar, que los supermercados están inventados hace años y en Carulla no está pasando nada nuevo de puertas para adentro. Pero aún, hace parte del grupo Éxito, del que nunca he confiado porque llegan correos diciendo que es una porquería. Yo no sé si lo sea porque no hay que confiar en las cadenas de e-mail, pero me gusta creer que sí porque a alguien hay que echarle la culpa por los males del mundo.
Hace años me llegó uno que tenía por asunto “No compre en almacenes Éxito” y lo guardé porque sabía que algún día me serviría para algo.
Decía el mensaje que todos los supermercados de la compañía son unos explotadores, que pagan sueldos de hambre a sus cajeros y no les pagan a los empacadores. Decía también que cuando hay promociones el equivalente al descuento de la promoción lo pone el proveedor y no el supermercado, y que no es algo opcional sino obligatorio. Agregaba además que al proveedor le toca pagar el costo de la mercancía dañada y que recibía la paga por su mercancía a 90 días sin intereses. Es decir, con el nuevo logo de Carulla el grupo Éxito pretende que lo veamos como un hobbit, cuando en realidad es un orco.
No se cambia de imagen así por así, no se hace uno un lifting de cara por deporte. Quién sabe qué mensaje subliminal hay en el nuevo logo de Carulla, como las películas de Disney en las que siempre hay un falo escondido, un símbolo del diablo, un cura erecto. Cree uno que es fanático de las películas animadas cuando en realidad está adicto al porno, y después de ver La bella y la bestia entra a xnxx.com.
Y luego está eso de que el nuevo Carulla es una copia de una página para solteros llamada Lavalife. Y no es para escandalizarse, que en Colombia copiamos todo (yo mismo soy la imitación barata de un escritor extranjero). Tugó es una copia de Ikea, Juan Valdez no sería lo que es si no existiera Starbucks y nuestras revistas se verían en problemas con sus fotos si no fusilaran a las extranjeras.
Parece que el nuevo logotipo no gustó y las personas se quejaron en redes sociales, pero era de esperarse porque a las personas no les gustan los cambios. Igual no hay que ponerles atención, que los que están en Twitter y Facebook son más imbéciles que los que se encuentra uno en Carulla.
Sé que seguiré haciendo mercado en Carulla, pero iré con rabia, igual a cuando una persona te rompe el corazón pero ni así puedes dejar de amarla (es contigo, Laura). No descarto dañar productos disimuladamente mientras paseo por las góndolas, aunque tenga claro que destruir objetos no es otra cosa que hacerse daño a uno mismo. Aún trato de recordar cuándo fue que ese supermercado me rompió el corazón.