jueves, 24 de octubre de 2013

El estómago

Usted y yo tenemos en el estómago ácido clorhídrico, una sustancia muy corrosiva y ácida que suele usarse como reactivo químico. En proporciones específicas podría matar a una persona, lo que quiere decir que usted y yo andamos por ahí cargando un arma mortal.

Aguanta de todo el estómago, no solo la comida basura que le metemos. A veces, para elogiar a alguien le decimos que tiene estómago, y cuando estamos enamorados afirmamos que sentimos mariposas en el estómago, cuando en realidad es el ácido clorhídrico que nos consume. Es un órgano apasionante y no le damos la importancia que le corresponde. Dicen del estómago que es el segundo cerebro porque tiene unas 100 millones de neuronas. En el de una mujer encontraron cuatro kilos de su propio pelo, mientras que en Inglaterra un señor se tragó un anillo de compromiso que no podía pagar, así que trató de robárselo. En China, a un niño de dos años le sacaron del estómago un feto que resultó ser su hermano gemelo, mientras que Novak Djokovic tuvo que descubrir que era intolerante al gluten para cambiar de dieta y convertirse en el tenista número uno del mundo.

El cloruro de hidrógeno, que es una forma del ácido clorhídrico que cargamos en la panza, se usa para tratar metales, curtir cueros e incluso puede ser liberado por volcanes. Y que tales sustancias no nos maten habla muy bien del estómago, pero muy mal de nosotros. Somos unos individuos duros, unos hijos de puta con estómago (literal). Podemos tener sexo con la esposa de nuestro mejor amigo, acabar con selvas y matar a un hombre y después acostarnos a dormir como un bebé.

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