jueves, 9 de enero de 2014

Leyes que no se entienden

Me dice un amigo que en el sistema actual nada es de la gente, ni su propia vida. Es posible. Lo cierto es que no sabemos qué es legal y qué es ilegal; hemos ido poniendo las cosas de un lado o del otro según las circunstancias pero sin planificar.

La droga está condenada, pero se nos permite tomar alcohol. Yo no soy partidario de una cosa ni de la otra, que cada uno verá qué hace, pero dos sustancias tan parecidas no deberían estar en orillas tan diferentes. Cuando uno quiere deformar la realidad toma alcohol, mete droga o sube una foto a Instagram.

Los que legislan (ellos, la otra gente, nunca nosotros) deciden qué está dentro de la ley y qué la rompe, pero la verdad es que uno nunca sabe. Por lo general, cuando no entendemos una regla es porque detrás de ella hay mucho dinero y mucho tráfico de influencias. Por eso es ilegal matar personas, pero comprar armas está permitido. Le declaramos la guerra pública al narcotráfico (la lucha contra las drogas le ha costado a Colombia más de 8.000 millones de dólares), pero los bancos blanquean dinero de los carteles, las modelos se viven casando con narcos en matrimonios con miles de invitados y los hinchas de los equipos ligados a la droga celebran sus títulos y cuentan las estrellas en el escudo sin ningún tipo de asco. En este país todos tenemos un amigo, un vecino, un cliente narco y todos nos hacemos los pendejos. ¿No es hora de que dejemos de fingir que el tema moral de la droga nos preocupa?

Lea la entrada completa aquí